[LA OVEJA NEGRA] Gracias, Antonio Turiel
GERMÁN VALCÁRCEL | Las enormes diferencias políticas que anidan en el movimiento ecologista han salido a la luz.
GERMÁN VALCÁRCEL | Las enormes diferencias políticas que anidan en el movimiento ecologista han salido a la luz.
GERMÁN VALCÁRCEL | Si algo ha dejado claro el circo electoral es que vivimos en una sociedad donde los programas electorales se transmiten mediante consignas y memes, que han convertido la política en un producto de entretenimiento, como tal lo consumimos.
GERMÁN VALCÁRCEL | Estoy convencido de que pocos abstencionistas –parece que la mayoría gentes de izquierdas– niegan el peligro de la oleada reaccionaria que está poniendo en peligro el funcionamiento de nuestra sociedad.
EDUARDO FERNÁNDEZ | Cada vez que los socialistas no saben con qué enredar en El Bierzo resurge un tema muy socorrido, en realidad tan aburrido como manido a estas alturas, que es el de la reforma de la ley comarcal.
GERMÁN VALCÁRCEL | Tras casi medio año de continuada, estéril -intelectual y políticamente- e histérica campaña electoral, a la que nos han abocado políticos y medios de comunicación, podemos extraer una conclusión.
GERMÁN VALCÁRCEL | A Marco Morala, nuevo alcalde de Ponferrada, le viene como anillo al dedo aquello que dijo Quevedo: “Las palabras son como las monedas, que una vale por muchas, como muchas no valen por una”; las suyas, ha dejado demostrado, carecen de valor.
EDUARDO FERNÁNDEZ | La ciudadanía está hasta el gorro de los políticos.
GERMÁN VALCÁRCEL | Desde la vecina Francia llegan noticias -¿presagios para la vertiente sur de los Pirineos?-
EDUARDO FERNÁNDEZ | Lo que tenemos los progres es que marcamos la tendencia universal en todo: las series que ver, la ropa que ponerse, las chuchadas veganas que comer y las políticas públicas que aplicar en Ponferrada, en Bruselas y en Washington.
GERMÁN VALCÁRCEL | En Ponferrada vuelve la derecha casposa, autoritaria y meapilas de toda la vida (aunque en realidad nunca se fue, pocos habrá en el nuevo equipo de gobierno tan sectarios, autoritarios y procesionarios como don Olegario Ramón) de pocas ideas, pero, eso sí, fijas, que adorara lo que había prometido extirpar y extirpara lo que había prometido adorar.