Saúl Ares comenzó su intervención explicando cómo, de manera fortuita, acabó convirtiéndose en uno de los expertos con más apariciones televisivas para explicar cuál era el comportamiento de un virus desconocido hasta la fecha. “Me llamó Ana Rosa (…) tuvimos una relación muy cordial y ya me convertí en un clásico”, recordó con un humor, el que no abandonó durante toda su intervención.

La intervención del científico berciano también fue un homenaje a su propia familia, muy vinculada con el trabajo en el campo, y especialmente a su padre, fallecido hace tres meses. Emigrante en Nueva York, “cuando volvió a España, a mediados de los ochenta, su principal modo de vida fue el trabajo de sus tierras en Villadepalos y el más grande fue una parcela que tenía 600 manzanos, entre golden y reineta”, explicó ante un público entregado.