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[LA OVEJA NEGRA] El aullido de los chacales

GERMÁN VALCÁRCEL | Más allá de la gestión que de la pandemia esté haciendo el gobierno, el Covid-19 nos está dejando algunas enseñanzas, la primera es que las personas, en realidad, nunca ven libremente lo que juzgan, sino que ven lo que la ideología -o los prejuicios y fobias- les muestra, pues no ve el ojo, sino la idea a través del ojo.

[LA OVEJA NEGRA] Divagaciones de un recluso II: el virus

GERMÁN VALCÁRCEL | Mientras escribo, entre la rabia, el estupor y la desesperanza, constato que hemos logrado, en tres semanas, normalizar la distopia en la que nos han instalado, sin apenas disidencia, como rebaño asustado, mediante la escandalosa desinformación y el pánico creados sobre datos descontextualizados, inexactos e insuficientes.

[LA OVEJA NEGRA] El miedo

GERMÁN VALCÁRCEL | Hace tiempo dejé escrito, no sé si con estas mismas palabras o similares, que la ley marcial y el estado autoritario serían implantados mediante una emergencia sanitaria.

[LA OVEJA NEGRA] Hombres de honor

GERMÁN VALCÁRCEL | En Ponferrada es cada vez más difícil distinguir una columna de opinión política de una mala novela negra, eso es señal de que hemos tocado fondo.

[LA OVEJA NEGRA] Otro aire es posible

GERMÁN VALCÁRCEL | Observando el paseo que, el pasado domingo, algunos miles de bercianos se dieron desde la plaza de Julio Lazúrtegui a la plaza del Ayuntamiento a servidor le vino a la memoria una de las fábulas de los hermanos Grimm, se titula “el gato y el ratón hacen vida en común”.

[LA OVEJA NEGRA] Los milagros del marketing

GERMÁN VALCÁRCEL | Recorrer actualmente los pueblos del Bierzo o las calles de su capital, Ponferrada, es cruzarse con hombres y mujeres confusos y desvalidos a los que la desolación y la tristeza enturbia la mirada; recorrer, entre semana, sus antaño repletas y ruidosas tascas, bares, mesones, restaurantes o locales de copas es entrar en lugares poblados de silencios y soledades.

[LA OVEJA NEGRA] Llaman a procesión

GERMÁN VALCÁRCEL | Aunque sé que más vale hablarle al perro, al menos escucha, hoy me voy a dar el lujo de divagar sobre nosotros los bercianos, ese pueblo soñador que, subyugado y seducido por bandas de mafiosos y emprendedores trileros salvapatrias, ha mantenido y mantiene la cabeza más agachada que japoneses con visitas.