[EL PROTECTORADO] Bierzo Ya, pero no ahora
AL RAISULI | Voy a contarles una anécdota sucedida en aquellos lejanos días anteriores a las primeras elecciones democráticas. Asistíamos un amigo y yo, dos masoquistas incorregibles, a uno de los miles de mítines que tenían lugar con motivo de la convocatoria; era de un grupo de ultra-extrema izquierda que no recuerdo bien entre aquella interminable nebulosa de siglas.
Se celebraba en el salón de actos del Instituto Gil y Carrasco, cuando ya la propaganda electoral nos tenía empachados. La muchachada interviniente eran cinco rojos de manual, venidos de un lugar incierto a predicar la revolución aplazada.
Se acercaron al límite del escenario, enlazaron las manos en una cadena frontal de brazos cruzados, y cuando todo indicaba que iban a entonar un himno partisano, uno de ellos se dirigió al público llamándonos camaradas y reclamando subir y unirnos fraternalmente a ellos en su auto happening.
Mi amigo, tan sorprendido como yo, miró hacia atrás y comprobó que la invitación era para nosotros, que éramos los únicos que ocupábamos el patio de butacas. ¡Joder con el compromiso! Era como si los cosacos del ejército soviético te invitaran a bailar kalinka y no quisieras desairarlos.
La feliz idea para quitarnos el marrón la tuvo mi compañero, quien declinó la invitación a la vez que les invitó a tomar unos vinos en el Turco. Se miraron y aceptaron a la primera, encantados de no tener que continuar con un numerito que rondaba el patetismo.
Este lejano sucedido me vino a la memoria cuando la mañana del sábado leí que La Plataforma Ciudadana Bierzo Ya, llama a manifestarse por el futuro de la comarca. La gente bienintencionada merece respeto, y por ello les traslado mis dudas en cuanto al éxito de la manifestación.
Me dirijo a los promotores y pregunto: ¿Creen sinceramente que es buena idea lanzarse a esa convocatoria? Razón les sobra para eso y para arrasar el sistema. La cuestión es saber si esta convocatoria no va a ser otro clavo más que entregamos para la tapa de nuestro ataúd.
Hay veces que sin quererlo se hace el juego a lo que se trata de combatir, y en este caso creo que han comprado todos los boletos para que así suceda. Llevar, hoy, a unos cuantos miles de personas a una manifestación voluntarista en el Bierzo es un empeño difícil, y con precipitación aún más.
Nada que objetar si tuvieran amarradas certezas de asistencia, pero creo que no es así, y a diez días de la celebración ser optimistas es un riesgo que una organización con pretensiones no se debería permitir. Eviten cortejar el fracaso, que los desengaños prematuros no son buenos.
No está el Bierzo en sazón para unirse a cantos al sol, tiene que continuar fermentando su rabia muda hasta que explote incontenible. Ese es el único camino, que la suma continuada de canalladas que le infligen rebase lo soportable; entonces, antes del límite, el Bierzo reaccionará.
Ustedes dicen lo que quieren oír los malos: convocatoria pacífica, apolítica y dialogante, se lo ponen a huevo. Aquí los malos son muy malos y van a lo suyo, y cualquier reivindicación les resbala como no sea para figurar y trincar más, y parece que en lo suyo poco tienen que rascar.
Es una batalla perdida. Ni les va a hacer caso como interlocutores de nada, ni van a reparar en sus loables intenciones. Son libres de poner la cara para que se la partan, pero no deberían brindarles un fracaso que es una victoria para los vampiros de la desgracia, y una derrota para el Bierzo.
Parecen no tener fresco el conocimiento del ecosistema político social en que quieren debutar. Me jodería bastante que al final los organizadores superaran en número a los asistentes, pero todo puede ser.
No es hora de manifestaciones, y menos en nombre del Bierzo. Dicho lo dicho, ya advierto de que no pienso polemizar.