[ZASCAS] Suárez-Quiñones se hace un Mazón
«El rey cuenta su tesoro mientras los campesinos se mueren de hambre», reza el titular del diario que un ayuda de cámara muestra al monarca de Id, el territorio imaginario creado por los geniales historietistas Brant Parker y Johnny Hart. «Buscad al autor de este titular. Quiero que lo ahorquen y lo decapiten por esas mentiras», brama el rey. «Pero los campesinos pasan hambre, Majestad», acierta a replicar el lacayo. «Mira lo que has hecho… ¡He perdido la cuenta!», zanja el sátrapa sin levantar la vista de las monedas.
La respuesta del consejero de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, a los que le reprochaban su asistencia a un sarao en la Feria de Gijón mientras la provincia de León (en particular la comarca del Bierzo) ardía en llamas le coloca a la altura del atrabiliario mandamás del estrafalario reino de las viñetas de Parker y Hart. «Tenemos la mala costumbre de comer», respondió a modo de introducción pretendidamente humorística de su insuficiente explicación a las críticas recibidas.
Cierto es que en las catástrofes todos aprovechan para intentar colar sus mensajes. No solo los políticos (aunque sea de forma hipócrita), también los ecologistas, los sindicatos, los amigos de los animales y hasta los curas. Y no lo es menos que junto al consejero participaban en el evento representantes de otros partidos –incluido el que formula el reproche–, pero ninguna de esas autoridades tenía competencias ni responsabilidad directa sobre la extinción de incendios, como sí es el caso del inclíto Suárez-Quiñones.
Así que la contestación del consejero de La Junta y a la sazón flamante presidente del PP leonés le sitúa muy cerca de su correligionario Carlos Mazón, salvadas todas las distancias que hayan de salvarse. Porque, en este caso, quizá lo peor de todo sea la soberbia que exhibe el personaje con su extemporánea boutade, muy propia de quien en el pasado presumía de ser «la Administración» hablando por teléfono con cierto empresario que acabó siendo condenado por fraude a las administraciones públicas, falsedad documental y delito contra la Hacienda Pública.